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La tercera edad en la Era Digital con Marcello Ienca

“El problema ético más urgente es que muchas personas mayores en el mundo, demasiadas, carecen de acceso a una atención adecuada”.

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Filósofo científico cognitivo y bioético de formación, Marcello Ienca trabaja en la intersección entre las tecnologías de la información (especialmente la Inteligencia Artificial), las ciencias de la vida y la sociedad. También es investigador senior en el Laboratorio de Política y Ética de la Salud, Departamento de Ciencias y Tecnología de la Salud de la Universidad ETH Zurich, en Suiza.

Su principal foco de investigación son las implicaciones éticas de nuevas tendencias digitales en la ciencia y la medicina, como por ejemplo la neurotecnología, los macrodatos, los robots de asistencia y la epidemiología digital. “Los avances en la Inteligencia Artificial (especialmente la inteligencia emocional y la computación afectiva) podrían permitir que las máquinas realicen de manera efectiva incluso las tareas cognitiva y emocionalmente más complejas. Pero todavía estamos muy lejos”, afirma.

En su opinión, ¿qué lecciones podemos aprender de la pandemia del COVID19?

Muchas cosas. Hemos aprendido que la humanidad todavía no está preparada para enfrentarse a riesgos naturales como las epidemias y que no contamos con un sistema eficaz de prevención y gestión de riesgos. Además, hemos aprendido que los seres humanos son, como ya dijo Aristóteles, animales sociales y, por lo tanto, les resulta difícil practicar el distanciamiento social (especialmente durante un período prolongado). 

Nuestros mecanismos cerebrales hacen que la contención de la pandemia sea aún más difícil, especialmente en ausencia de un liderazgo político internacional creíble, como está sucediendo hoy. 

Finalmente, hemos aprendido que todos somos, sin excepción, profundamente vulnerables.

Las personas mayores han sido las más perjudicadas por la pandemia COVID19 hasta el momento. ¿Los estamos cuidando adecuadamente?

El virus Sars-Cov2, como muchos otros, es mucho más agresivo cuando infecta a personas de las franjas demográficas de mayor edad. Este es un hecho biológico. Sin embargo, en muchos casos y en muchos países no hemos logrado proteger adecuadamente a estas franjas más vulnerables de la población. En particular, en los hogares de ancianos, la infección a menudo ha sido incontrolable. 

¿Qué hay detrás, es una cuestión ética dentro de la sociedad capitalista?

Preguntar qué hay detrás de una situación, evento o fenómeno natural es razonable tanto para la ética como para la ciencia. Los fenómenos complejos a menudo tienen causas complejas que requieren un análisis sistemático. Cuando se hacen tales preguntas, los científicos y filósofos están entrenados para preferir respuestas complejas que son verdaderas a respuestas simples que son falsas. 

El problema es que la mayoría de la gente prefiere respuestas simples que son falsas a respuestas complejas que son verdaderas. Peor aún, los teóricos de la conspiración prefieren respuestas complejas que son falsas a respuestas simples que son verdaderas. Y esto crea muchos problemas en nuestra sociedad.

¿Cómo pueden las tecnologías digitales de salud pública mejorar la atención a las personas mayores (en países con capacidad para implementarlas)?

Hoy en día, las personas mayores utilizan menos dispositivos digitales que los más jóvenes. Esto significa que cualquier campaña de salud pública basada exclusivamente en dispositivos digitales correrá el riesgo de discriminar a las personas mayores, al menos durante la presente y la próxima generación.

Sin embargo, la salud pública digital ya puede ayudar a las personas mayores de diversas formas. Los enfoques basados ​​en datos para el descubrimiento científico pueden ayudar a los científicos a resolver el enigma patológico de algunos trastornos relacionados con la edad que actualmente no se pueden curar, como la enfermedad de Alzheimer.

Las estrategias de epidemiología digital pueden ayudarnos a aumentar la protección de las personas mayores durante las epidemias. La tecnología de sensores y la informática omnipresente pueden aumentar la seguridad de las personas mayores que viven en casa. Los robots para el cuidado de personas y otras tecnologías de asistencia inteligente se utilizan cada vez más para ayudar a los pacientes mayores tanto en entornos institucionales como domésticos. El problema es que muchas de estas tecnologías digitales son caras. Por lo tanto, es importante desarrollar estrategias inclusivas que puedan garantizar un acceso justo y una distribución de los beneficios de las tecnologías digitales de salud pública.

Cada vez existe una mayor necesidad de servicios de salud pero hay menos personas para proveerlos. ¿Cuál es el potencial de los robots en hospitales e instalaciones de atención a personas mayores?

Si las tendencias actuales continúan linealmente, muy pronto no habrá suficientes jóvenes capaces de ayudar a la población mayor.

En algunos países, esto ya es un problema concreto. Los robots pueden mitigar esta brecha e incluso mejorar nuestras capacidades de atención para la población anciana. En la actualidad, los robots de asistencia pueden realizar tareas físicamente exigentes, como ayudar al paciente mayor a sentarse, ponerse de pie o ser transportado de un lugar a otro. De esta forma los robots pueden reducir el esfuerzo físico de los profesionales de la salud, y darles más tiempo para dedicarlo a operaciones que requieren un intercambio empático como la comunicación o el apoyo psicológico. En un futuro lejano, los avances en inteligencia artificial (especialmente inteligencia emocional y computación afectiva) podrían permitir que las máquinas realicen de manera efectiva incluso estas tareas más complejas cognitivamente y emocionalmente. Pero hoy todavía estamos muy lejos.

¿Pueden los robots y la inteligencia artificial proporcionar nuevas maneras de cuidar a los ancianos?

Posiblemente. Los robots no necesariamente tienen que simular cómo los seres humanos cuidan a las personas, y es plausible que algún día puedan permitir nuevas formas de atención. El uso de la inteligencia artificial con fines predictivos ya está permitiendo la optimización de los recursos asistenciales de una manera más eficiente. Las tecnologías asistenciales para uso personal puede permitir que la persona mayor mantenga una mayor autonomía e independencia durante su envejecimiento. Una persona mayor que sabe cómo utilizar eficazmente los dispositivos de comunicación digital puede sufrir menos el aislamiento social típico de la vejez. Sin embargo, es importante recordar que hoy en día todas estas tecnologías sólo pueden integrar, pero no reemplazar, el cuidado humano.

¿Cuáles son los desafíos éticos del cuidado de ancianos impulsado por los robots y la inteligencia artificial?

El problema ético más urgente es que muchas, demasiadas personas mayores en el mundo no tienen acceso a una atención adecuada. Cualquier estrategia para mitigar este problema, incluidos los robots, es inherentemente ética.

Sin embargo, necesitamos ser conscientes de que cuando aplicamos tecnologías digitales al cuidado de las personas mayores, todas las cuestiones éticas de las tecnologías digitales (por ejemplo, cuestiones de privacidad, vigilancia, prejuicios, manipulación, mal uso, etc.) también tienen un impacto directo en esta franja vulnerable de la población. Por tanto, debemos invertir recursos en el diseño ético de estas tecnologías y poner al paciente en el centro de esta dinámica de innovación.