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Nuevos mercados de Fact-checking, con Peter Stano

“El Observatorio Europeo de Medios Digitales [...] aumentará el conocimiento científico disponible sobre desinformación on line, pero también promoverá el desarrollo de un mercado europeo de servicios de verificación de datos”.

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Peter Stano es el portavoz de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.

Desde 2015, el Servicio Europeo de Acción Exterior ha estado en el centro de los esfuerzos de la UE para abordar las amenazas de desinformación y manipulación de la información, en particular las que provienen de los actores externos.

Ahora hay tres grupos de trabajo de comunicaciones estratégicas específicas dentro del SEAE, que se centran en la Asociación Oriental y las regiones de Rusia, los Balcanes Occidentales y MENA.

¿Cómo afecta la desinformación a nuestra vida cotidiana?

Al menos de dos formas.

Primero, la desinformación erosiona gradualmente la base segura de los hechos y, con ella, el nivel de confianza necesario para que la sociedad establezca la verdad. Éstos son la base misma del funcionamiento de las democracias europeas.

En segundo lugar, con la pandemia de la COVID-19, se hizo evidente que la información precisa y veraz es, en algunos casos, también una necesidad vital. La desinformación puede afectar nuestro bienestar o incluso nuestras vidas.

Tras los anuncios públicos de Facebook y Twitter, entre 2018 y 2020, ambas plataformas de redes sociales habían eliminado 147 influencias u "operaciones de desinformación respaldadas por el estado". Desde el genocidio Rohingya hasta las campañas rusas dirigidas a Libia, pasando por el ataque al Capitolio, ¿qué papel desempeñaron las redes sociales?

Está claro que en las plataformas persiste un comportamiento inauténtico coordinado que facilita la difusión de desinformación. Los hechos confirman esto, pero también muestran las capacidades de la plataforma para tomar contramedidas.

Una parte importante de los esfuerzos de la UE en este sentido ha sido el Código de Prácticas Autorreguladoras sobre Desinformación, que está en vigor desde octubre de 2018 y para el que la Comisión acaba de emitir directrices adicionales.

Incluso si el Código de Prácticas ha generado mejoras muy tangibles, está claro que queda mucho por hacer. La avalancha de información engañosa y dañina en las plataformas de redes sociales durante la pandemia ha planteado riesgos sustanciales para la salud pública y personal y las respuestas de los gobiernos. La situación ilustró que, a pesar de los esfuerzos realizados hasta la fecha, existe una necesidad urgente de que las plataformas intensifiquen aún más sus esfuerzos para combatir la desinformación.

Por lo tanto, la UE está reforzando el Código de Buenas Prácticas para hacerlo más sólido y está orientando los esfuerzos para desarrollar el marco de corregulación de obligaciones y responsabilidad de las plataformas de redes sociales.

Incluye llamadas para mejorar la transparencia de la publicidad tanto política como la relacionado con hechos relevantes, para empoderar a los usuarios con acceso a herramientas que les ayuden a comprender mejor y navegar de manera segura el entorno on line, para mejorar el acceso a los datos de las plataformas para los investigadores y para reforzar la integridad de los servicios de las plataformas al cubrir la gama completa de comportamientos manipuladores no permitidos, incluidas las técnicas en evolución (por ejemplo, deepfakes, la compra de compromisos falsos), con respuestas efectivas para contrarrestarlos.

¿Representan las redes sociales, tal como son ahora, una amenaza para la democracia?

Algunas grandes plataformas on line han adquirido una escala y una importancia social y económica que no se puede ignorar.

Esto les hace particularmente impactantes, lo que debe reflejarse en el nivel de responsabilidad que se les exige.

Las normas y valores europeos, incluidos los derechos humanos y la democracia, deben aplicarse por igual online y offline. Para lograr esto, las plataformas y otras partes interesadas relevantes deben intensificar sus medidas para abordar las brechas y deficiencias y crear un entorno online más transparente, seguro y confiable.

Es por eso que la Comisión propuso en diciembre del año pasado la Ley de Servicios Digitales, un reglamento que tiene como objetivo incorporar un conjunto de reglas en toda la UE, estableciendo un alto punto de referencia global al definir responsabilidades más claras y la rendición de cuentas para las plataformas on line como las redes sociales y los mercados.

Garantizará una mayor responsabilidad sobre cómo las plataformas moderan el contenido, la publicidad y los procesos algorítmicos, incluso contra la desinformación. Las medidas periódicas de presentación de informes y transparencia garantizarán que los riesgos e impactos sociales puedan evaluarse de forma independiente.

El regulador podrá investigar hechos concretos y puede requerir que los servicios abran su ‘caja negra’ de datos sobre la desinformación.

¿Cuáles son las posibilidades de que los estados puedan combatir la desinformación siempre que la desinformación emocional y el contenido de clickbait sean la base del modelo de negocio de las redes sociales?

Tenemos una buena, y ampliamente reconocida, relación con las plataformas de redes sociales para garantizar una mayor transparencia y responsabilidad, así como un marco útil para monitorizar y mejorar las políticas de las plataformas sobre desinformación.

Sin embargo, pedimos compromisos más firmes por parte de los signatarios para garantizar una respuesta más eficaz a la propagación de la desinformación, una aplicación más coherente del Código en todas las plataformas y países de la UE, un sistema de seguimiento reforzado con indicadores clave de rendimiento (KPI) claros y un adecuado mecanismo de adaptación periódica del Código.

¿Qué otros entornos digitales son propensos a albergar y promover, aunque no voluntariamente, la desinformación?

Las tácticas y técnicas de manipulación y desinformación de la información continúan evolucionando, explotando las vulnerabilidades dondequiera que puedan ocurrir.

Uno puede encontrar información falsa y engañosa no sólo en las redes sociales, sino también en sitios web, secciones de comentarios e incluso aplicaciones de mensajería.

¿Existe alguna tecnología específica para combatir las campañas de desinformación respaldadas por el Estado?

Guiada por el Plan de Acción para la Democracia Europea, la UE está trabajando para mejorar las herramientas existentes para contrarrestar la interferencia extranjera, incluidos nuevos instrumentos que permitirían imponer sanciones.

Pero el medio más importante que tenemos es la colaboración entre las instituciones gubernamentales, el mundo académico, los medios de comunicación, la sociedad civil y las plataformas de redes sociales para abordar la desinformación.

Solo trabajando juntos, compartiendo conocimiento, podemos asegurarnos de que nuestra curva de aprendizaje sea más pronunciada que la de los promotores de la desinformación.

Un ejemplo concreto es el trabajo del proyecto European Digital Media Observatory (EDMO), financiado con fondos europeos, que inició sus actividades en junio. Dirigido por el Instituto Universitario Europeo de Florencia, apoyará la creación y el trabajo de una comunidad multidisciplinaria compuesta por verificadores de datos, investigadores académicos y otras partes interesadas relevantes con experiencia en el campo de la desinformación on line.

Contribuirá a una comprensión más profunda de los actores relevantes de la desinformación, vectores, herramientas, métodos, dinámicas de difusión, objetivos priorizados e impacto en la sociedad. Este centro de colaboración independiente aumentará el conocimiento científico disponible sobre la desinformación on line, pero también promoverá el desarrollo de un mercado de la UE de servicios de verificación de datos y ayudará a las autoridades públicas a cargo de monitorizar los medios digitales y desarrollar nuevas políticas.