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DFS Voices: Tecnología e innovación al servicio de la diversidad en Barcelona con Lluis Torrens

Tags: 'Digital Future Society'

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“Haremos un flaco favor a la sociedad si mantenemos lo físico como un derecho universal”

Tecnología e innovación al servicio de la diversidad en Barcelona, con Lluís Torrens

Lluís Torrens es director de Innovación Social en el área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona. Previamente, ha dirigido el Centro de Investigación del Sector Público y Privado del IESE-Business School Services, y Director de la Secretaría General del Departamento de Salud y del Departamento de Interior, Relaciones Institucionales y Participación de la Generalitat de Catalunya. Es profeso asociado en la Universidad Pompeu Fabra, la Universidad Autónoma de Barcelona y la UVic. Algunas de sus áreas de especialización son la cibermedicina, el comercio electrónico, la gestión pública y la RSC.

 

El Ayuntamiento de Barcelona aspira a que la innovación social sea uno de los sellos distintivos de la ciudad, con la intención de mitigar las desigualdades y proteger los derechos sociales de los ciudadanos. ¿Cómo está desarrollando esta ambición? ¿Está Barcelona liderando esta transformación social?

Somos un pequeño universo de lo que ocurre en el mundo en cuanto al crecimiento de las desigualdades. Nos estamos volviendo ciudades muy cosmopolitas, pero esto a su vez genera ganadores y perdedores. El objetivo es no perjudicar, sobre todo, a las clases populares y a las personas que tienen menos recursos. Intentamos ser la ciudad que aspira a invertir más, pero sobre todo a invertir mejor en políticas sociales, y así se nos reconoce en algunos rankings que hay. Ahora bien, esto es un pozo sin fondo. Las necesidades sociales en las sociedades del siglo XXI son inmensas y crecientes, y esto no lo podemos pagar desde la autoridad local. Los recursos son finitos y las necesidades, infinitas; por lo tanto, tenemos que estar pensando de manera continua y permanente en cómo rentabilizar al máximo los recursos que tenemos. La innovación pasa por pensar en cómo maximizamos al máximo este potencial.

 

Barcelona como ciudad global: ¿cuáles son sus mayores retos en términos de inclusión y de universalidad de servicios?

Tenemos un reto muy importante: el envejecimiento. Somos una sociedad donde cada vez va a haber gente de mayor edad, con necesidades específicas. El gran reto es que no vamos a tener la capacidad ni tampoco el deseo de institucionalizarlos, sino que queremos que continúen viviendo en su casa con la mayor calidad posible de vida.

Otro reto es la transición ecológica. Las ciudades, en general, son más eficientes que los entornos rurales en términos de energía por habitante. Si bien es verdad que generan más riqueza, paradójicamente acaban consumiendo mucha energía.

Por último hay toda una serie de factores cruzados, que además se interrelacionan entre ellos, que hace que todo tienda a perpetuar o incluso a exagerar o acentuar las desigualdades. Uno de los grandes retos es intentar reducir esta brecha, pero con mucha dificultad, porque además somos una ciudad muy dinámica donde se producen muchísimos movimientos migratorios. Tenemos un gran reto de cómo asimilamos y aprovechamos esta diversidad, y esto es algo que nos asimila mucho a grandes ciudades del mundo, como Nueva York, Londres o París.

 

La transformación digital es uno de los pilares de la estrategia municipal para la innovación social, y el Covid ha demostrado que no hay futuro sin una digitalización global de los servicios. ¿Cómo se está implementando esta transición en la ciudad?

Ha emergido una brecha digital que pensábamos que no existía o que no era tan potente. Según una encuesta de Bit Habitat, el 25% de los niños de la ciudad no pudieron seguir las clases por internet durante el confinamiento. De estos, la mitad no estaban preparados, ya fuese porque no tenían dispositivos, conectividad o los conocimientos para poderlo hacer. La otra mitad eran los propios centros escolares. Esto ha sido un baño de realidad de que todavía tenemos que hacer esfuerzos para digitalizar. Digitalizar de verdad, porque el 95% de la población tiene un teléfono inteligente con conexión a internet, pero todavía hay un porcentaje importante de ciudadanos que no lo usan para hacer compras, trámites, cursos de formación… Esto en una ciudad como Barcelona, donde se están generando puestos de trabajo de calidad en el sector digital o que requieren competencias digitales, es fundamental si no queremos generar dos categorías de personas: los desconectados digitalmente, sin capacidad de tener el mínimo de competencias para el mercado laboral actual, y los que sí que lo están.

 

¿Cómo consideras que debería desarollarse la digitalización de los servicios sociales para garantizar que sean accesibles para toda la ciudadanía, incluidos los colectivos más vulnerables?

Debemos mantener algún tipo de atención presencial y humana, física, obviamente para las personas que son incapaces de pasarse al mundo digital. Aun así, creo que vamos a hacerle un flaco favor a la sociedad si continuamos manteniendo esto como un derecho universal. Utilicemos la tecnología de manera que convirtamos la experiencia del usuario, en su relación electrónica o digital con la administración, en algo placentero, fácil, usable, 24/7, multi-idiomas, cosa que nunca puedes hacer con un servicio físico.

 

¿Qué es necesario para que esto sea realidad?

Uno de los fallos es que, como administración pública, no nos coordinamos lo suficiente para generar una tecnología que luego podría ser usada con código abierto. Plantearnos esto cada uno como una batalla independiente y cada uno luchando contra sus enemigos, sus fantasmas, es muy costoso y muy complicado. Ahora, establecer una verdadera red colaborativa de alianzas entre las administraciones y empresas que colaboren y que luego van a usar esta tecnología para venderla