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Guía para la alfabetización mediática en verificación digital

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Cómo sobrevivir a las mentiras que circulan por redes sociales

La desinformación es un problema creciente que nos afecta a todos y a todas. De hecho, está teniendo consecuencias a muchos niveles: en la salud pública e individual, en la democracia, en la convivencia, en la reputación de las personas, las empresas y las instituciones, así como en otros aspectos de nuestras vidas.

Un ejemplo es la crisis sanitaria de la COVID-19, en la que los profesionales sanitarios han observado un gran aumento de los bulos en salud. La pandemia ha reforzado una tendencia anterior a la crisis: el crecimiento de las informaciones falsas en este sector. Durante 2020, 3 de cada 4 médicos atendieron consultas de pacientes preocupados por algún aspecto de la COVID-19 que resultó ser un bulo. Debemos ser conscientes de que la desinformación no solamente impacta en la salud pública e individual, sino que también merma la confianza en los profesionales.

Las consecuencias de la desinformación se ven también en otros ámbitos como la igualdad de género o la inmigración.

Las consecuencias de la desinformación se ven también en otros ámbitos como la igualdad de género o la inmigración. Los bulos en torno a los colectivos de migrantes han sido una constante durante los últimos años, traduciéndose en problemas de convivencia, estigmatización de los colectivos y fomento del odio. La Fiscalía de Barcelona presentó a principios de 2020 la primera querella por desinformación contra una usuaria de Twitter que difundió un vídeo en el que se podía ver violencia en un aula, atribuía los hechos a menores no acompañados en España, cuando en realidad el vídeo era de Brasil. El Ministerio Público la acusó de un delito contra los derechos fundamentales por denigrar a este colectivo e incentivar sentimientos de rechazo y hostilidad.

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La preocupación de la ciudadanía por la desinformación y sus consecuencias no es algo nuevo. En 2018, el Eurobarómetro indicó que 8 de cada 10 personas en Europa estaban preocupadas por el desafío que la desinformación suponía para la democracia. Ese mismo año otro estudio en España establecía que 8 de cada 10 encuestados creían que los bulos perjudicaban la reputación de personas y organizaciones.

 

Las mentiras se viralizan sobre todo por WhatsApp -dónde es más difícil detectar quién empieza el bulo- pero también se transmiten contagiosamente por otras redes sociales.

 

La desinformación puede comprometer nuestras decisiones y perjudicarnos. Por tanto, ser capaces de verificar digitalmente las informaciones que nos llegan es clave para tomar decisiones libres, basadas en evidencias y no en manipulaciones.

¿Cómo evitar la desinformación en las redes?

1. Contrasta la información.

Averigua si una información sospechosa que se publica en una página web o en una cuenta de redes sociales se puede contrastar o, por el contrario, es falsa. Antes de compartir, verifica.

 

¿En que nos fijamos? El autor, la fuente, el contexto o el tono son buenos indicadores de veracidad.

 

2. Comprueba las fotografías y vídeos.

Analiza si las imágenes que te llegan por redes sociales han sido descontextualizadas, manipuladas o fabricadas por completo.

 

¿En que nos fijamos? El autor, el sitio o la fecha son algunas pistas que podrían indicar que han estado manipuladas. En los vídeos, también puedes comprobar si el audio es el orginial.

 

¿Qué es una búsqueda inversa de imágenes y cómo se hace?

Consiste en rastrear internet para averiguar dónde aparece una determinada imagen y analizar si ha sido usada antes, en qué publicación y contexto, y si aparece igual o con cambios. ¿Cómo se hace? Es muy sencillo. Ve a Google Imágenes, haz clic en el icono de cámara fotográfica y sube el enlace o el archivo de la fotografía sospechosa. Google te proporcionará un listado de resultados. ¿Esa imagen aparece antes de la fecha en la que dicen que se tomó? ¿Hay fotografías similares, pero con algún elemento diferente que ha sido manipulado? Una herramienta muy parecida que también puedes usar es Tineye.

 

3. Verifica las cuentas de redes sociales.

¿Existe el tuit, el post de Facebook, de Instagram o la publicación en cuestión o te han mandado una imagen manipulada? Puedes revisar la cuenta a la que dice pertenecer esta publicación y también
comprobar que la publicación en cuestión tiene enlace y no es solo una imagen.

¿Cómo podemos identificar un bot?

Los bots son cuentas automatizadas. Normalmente, tienen pocos seguidores, no tienen fotografía de perfil o es falsa, a veces tienen un nombre de cuenta que es un número, tuitean poco y siempre mensajes similares sobre el mismo tema. Te puede ayudar la herramienta Botometer..

 

4. Atento a los bulos.

Te recomendamos seguir a los fact-checkers que trabajan en España para desmentir bulos y cazar la desinformación que circula: Maldita, Newtral, Verificat o EFE Verifica.

 

5. Para la cadena de desinformación.

Si te encuentras contenidos sospechosos, no los compartas, no ayudes a amplificar la desinformación. Si proceden de un grupo de WhatsApp, avisa de que no son verdad para que los demás también pongan estos contenidos en cuarentena. Y si sabes que son falsos, puedes advertir de ello para que las redes sociales estudien etiquetar la información como falsa o tomar medidas..

6. Ayuda a otros.

A todo el mundo nos pueden engañar alguna vez. Si tienes la seguridad de que alguien está enviando bulos a grupos de WhatsApp u otros foros digitales en los que participas, no se lo digas en público, le puede ofender y no es eficiente. No te burles, envíale un mensaje privado, hazle dudar, anímale a buscar el origen de la información, a consultar otras fuentes y a comprobar el contenido con evidencias. Viraliza la alfabetización en verificación digital.

 

7. Atento a nuevos contenidos.

Cuidado con lo que te envían familiares y amigos; las personas que quieres no son siempre fuentes fiables. Busca en internet páginas web, cuentas de redes sociales, podcasts y canales de YouTube fiables, divulgativos y de calidad con los que contrastar y aprender nuevos conocimientos y reflexionar sobre cómo nos informamos..

 

8. Aprende, juega y reflexiona.

Te recomendamos algunos recursos para profundizar en esta materia, bien con la lectura de manuales enriquecedores o bien poniéndote a prueba con algunos juegos divertidos:

  • Juegos

Get bad news, University of Cambridge

Harmony Square, Universidad de Cambridge

  • Manuales

Manual de periodismo. Noticias falsas y desinformación, de UNESCO

Manual de Verificación, del European Journalism Centererification manual

 

9. Enriquécete con periodismo de calidad.

Las redes sociales pueden aportarnos cosas muy interesantes. Para estar bien informad@, elige adecuadamente a quién sigues: intenta tener un “muro” o un “timeline” sano y libre de información falsa. Hay académicos, periodistas y divulgadores en redes sociales que aportan contenidos de alta calidad. Puedes buscar o confeccionarte una lista y seguirlos. Enriquece tu información con periodismo de investigación y periodismo de calidad dentro y fuera de las redes. Este contenido seguirá existiendo sólo si lo valoramos como sociedad.

¿Cómo se hace una lista de Twitter?
Ve a cualquier cuenta de Twitter y haz clic sobre el icono con tres puntitos. Elige la opción «Añade o elimina de las listas» y después haz clic en «Crea una lista nueva». Aquí le das un título, una descripción y escoges si quieres que sea una lista pública o privada. ¡Listo! Así puedes monitorizar las mejores fuentes de información.

 

 

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Manual elaborado en colaboración con:

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