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Alternativas éticas en la economía de plataforma, por Ricard Espelt y Melissa Renau

“Existen modelos como Coopcycle, Cotabo o Equal Care Co-op que tratan de ofrecer una alternativa más ética mientras cuidan sus impactos”

Tags: 'Economía de plataformas'

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Ricard Espelt y Melissa Renau forman parte del equipo Dimmons de investigación sobre la economía de plataforma dirigido por Mayo Fuster, en el Internet Interdisciplinary Institute de la Universitat Oberta de Catalunya.

Dimmons es un grupo de investigación-acción que vincula estrechamente la investigación con las necesidades de la sociedad, desde aspectos relacionados con la formación a la co-creación de políticas públicas.

Los consumidores podemos hacer que la economía de plataforma se desarrolle de una forma más ética, afirman.

¿Cuáles son las principales características de los trabajadores de plataforma?

A grandes rasgos, los trabajadores y trabajadoras de la economía de plataforma se suelen caracterizar por estar en posiciones de vulnerabilidad y tener pocas alternativas laborales. Esto les lleva a aceptar trabajos generalmente mal remunerados, inestables y carentes protección social. 

No obstante, para contestar la pregunta deberíamos considerar una premisa previa: no todas las plataformas digitales son iguales. En Dimmons hemos trabajado en la caracterización de la economía de plataforma, considerando aspectos relacionados con la gobernanza, el modelo económico, las políticas de datos y tecnológicas y la responsabilidad social e impacto. 

A partir de este marco, hemos constatado que existen diversas tipologías de plataformas: desde plataformas extractivistas y que tienen un gran impacto en las condiciones laborales de las personas que trabajan a través de ellas, a nuevas formas de cooperativismo de plataforma que generan nuevos marcos de intercooperación y que pueden amplificar el impacto positivo de la economía social y solidaria. 

En definitiva, a pesar de que a nivel mediático, político e incluso de investigación, se ha centrado la atención en los impactos, generalmente negativos, de la economía de plataforma, también hay ejemplos muy positivos para las personas que trabajan a través o en una plataforma digital. 

La economía de plataforma, ¿ofrece flexibilización o precarización?

En la economía de plataforma, «flexibilidad» es un concepto ampliamente utilizado que se refiere tanto a la flexibilidad del tiempo de trabajo – un mayor equilibrio trabajo-vida- de los trabajadores/as- como a la flexibilidad laboral para las empresas -recurrir a formas contractuales que ofrecen la posibilidad de disponer de trabajadores/as bajo demanda a el menor coste posible-.

Es decir, los intereses de la empresa y de los/as trabajadores/as son distintos. La empresa se mueve por incrementar la eficiencia económica, mientras el trabajador/a trata de mejorar sus condiciones laborales. 

Sin poder de negociación la empresa dispone de un mayor margen para hacer que esa “flexibilidad” le beneficie ampliamente. ¿El resultado? Trabajadores que “deciden libremente” trabajar más de 10 horas diarias, con altos niveles de presión debido a la incierta y, a veces, realmente baja remuneración que reciben. 

Para conseguir una  flexibilidad que beneficie en mayor medida al trabajador/a de plataforma se necesita que la clase trabajadora tenga más poder.

Algunos empresarios de plataforma como Will Shu, fundador de Deliveroo, afirman que en realidad están dando respuesta a lo que la gente quiere. ¿Qué le respondería?

Una de las principales estrategias utilizadas por empresas como Deliveroo consiste en convencer a los trabajadores/as de que son “emprendedores”, de que gozan de “total flexibilidad” y de “que no tienen ningún tipo de jefe”. 

Al postular que sus trabajadores son “colaboradores” de la empresa, lo que busca Deliveroo es identificar esta actividad como promotora de un ideal de libertad, haciendo creer a los trabajadores que ellos/as son los únicos responsables de sus condiciones laborales: “si no cobras más no es porque nuestras tarifas sean bajas o porque hayan demasiados repartidores en relación a la demanda, es porque tú no eres lo suficientemente bueno/rápido y deberías hacer más”.

A través de la investigación hemos constatado que algunos/as repartidores/as de Deliveroo consideran que el trabajo con Deliveroo es casi totalmente flexible y que no tienen “jefe”, y se definen así mismos/as como emprendedores. 

Pero incluso estos repartidores/as, que se podría considerar que están de acuerdo con el discurso de Deliveroo, quieren poder elegir cuándo trabajan y por cuánto tiempo, pero también cuánto cobran por ello y tomar decisiones sobre el diseño del modelo, pues eso sería la “total libertad”. 

En otras palabras, también quieren una subida en las tarifas y unas mejores condiciones de trabajo en general. En realidad, las plataformas son un nuevo formato organizativo que se interrelaciona con un elemento clave en cualquier ámbito de trabajo: las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras.

Según el informe de la Comisión Europea Digital Platforms in Europe (2019), España es el país de la Unión con más trabajadores de plataformas digitales, y hasta un 12,5% de la población adulta ha realizado alguna vez este tipo de trabajo. ¿Por qué es así?

Aunque muchas veces se habla de las consecuencias de la economía de plataforma como si su única causa fuese la creciente digitalización de la economía, el surgimiento de trabajos de la economía gig-economy aparecen después del estallido de la crisis de 2008 y las subsecuentes reformas laborales neoliberales que consistieron en aumentar la flexibilidad del mercado laboral mientras facilitaban la degradación de derechos laborales. 

En este sentido, España, un país con altos niveles de paro estructural fue un caldo de cultivo para la proliferación de modelos de este tipo, por ello ahora encabezamos el ranking, esperamos que la crisis inducida por el COVID-19 sea gestionada de otra manera.

¿En qué sectores se da más el trabajo de plataforma?

En realidad, la economía de plataforma tiene un carácter muy global. La economía de plataforma no sólo son empresas como Amazon, Netflix, Uber o Airbnb. 

Las primeras plataformas, con una orientación procomún, estaban vinculadas al programario y al conocimiento abierto. Hoy en día, como hemos apuntado, hay una caracterización más diversa de plataformas que cubren casi todos los ámbitos de la vida: movilidad, consumo de alimentos, reparto de productos, cultura, etc. En Dimmons hemos identificado alrededor de treinta áreas de actividad económica. 

En el ámbito del trabajo es importante también distinguir entre plataformas que promueven otros espacios relacionales de trabajo presencial (por ejemplo, el reparto de productos) a un formato de trabajo virtual (por ejemplo, moderación del contenido de las plataformas o traducción o revisión de textos).

Trasladamos toda la responsabilidad del fenómeno a los empleadores, pero ¿Qué responsabilidad tenemos como consumidores?

No se puede negar que como consumidor resulta muy cómodo. Tanto si entras en Amazon, como si utilizas una app de food delivery, buscas acceder a un servicio rápido y barato. No obstante, a veces se pasa por alto que este comportamiento genera un círculo vicioso y acrítico. 

¿Por qué consumimos en determinadas plataformas digitales?  Por ejemplo, volviendo otra vez al caso de Deliveroo, antes de la pandemia sus campañas publicitarias se basaban en convertir en “trendy” el hecho de “no tener tiempo para cocinar”, “estar demasiado cansado para salir a buscar comida” o “no tener plan una noche”. Utilizando conceptos como “food freedom” se busca atraer a un consumidor que dispone de suficientes ingresos como para permitirse una comida en un restaurante de vez en cuando pero no siempre dispone del tiempo o no siempre le apetece ir físicamente. 

En resumen, personas cansadas, que probablemente llevan todo el día trabajando y les da pereza cocinar. Esto refleja el hecho de que los consumidores también sufrimos la creciente precarización de las relaciones laborales y con nuestros actos lo perpetuamos. 

Por ello, como consumidores podemos optar por alternativas que traten de ofrecer una alternativa ética a estas plataformas, que aseguren los derechos laborales de los trabajadores/as y así romper el círculo.

La economía de plataforma, ¿puede ser beneficiosa para empleado y empleador y en qué condiciones?

La economía de plataforma puede ser beneficiosa si la digitalización no implica una degradación de los derechos humanos y laborales, sino su preservación y fomento, a la vez que se alinea hacia los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

La economía de plataforma no son solo repartidores de Glovo en bicicleta, ni la fuerza laboral invisible que hace que plataformas como Facebook, Youtube entre otras, funcionen. 

Como indicamos previamente, la economía de plataforma también está formada por otro tipo de modelos como las cooperativas de plataforma que ponen al trabajador en el centro fomentando su participación en la gobernanza. 

En la actualidad ya existen modelos como Coopcycle, Cotabo o Equal Care Co-op que tratan de ofrecer una alternativa más ética mientras cuidan sus impactos. La digitalización o la configuración digital de estas organizaciones debería facilitar un cambio de escala y una nueva forma de intercooperación.

¿Considera que se está tardando demasiado en legislar en este campo?

Desde nuestro punto de vista no importa sólo el tiempo que se tarda en legislar o el hecho de que se haga, sino que el resultado de estas decisiones nos dirija hacia un futuro del trabajo donde los derechos laborales se protejan, un futuro en el que flexibilidad no resuene a antónimo de trabajo asalariado y protección social. 

California fue pionera en la introducción de medidas legislativas como el AB5, pero todos aquellos esfuerzos en las recientes elecciones se han visto mermados por la aprobación de la Proposición 22 que, contrariamente a lo que las plataformas aseguran, contribuye a la degradación de las condiciones laborales. Necesitamos asegurar que en Europa no va a pasar lo mismo y para ello necesitamos tomar decisiones informadas que incluyan en el debate la voz de esas personas que son afectadas de forma directa junto con análisis críticos que contribuyan a co-crear esas medidas.