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Doreen Bogdan-Martin, Directora en la UIT, y la brecha digital de género

"Estamos dejando el desarrollo de nuestro futuro en manos de un grupo demográfico extremadamente reducido".

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Doreen Bogdan-Martin es Directora de la Oficina de Desarrollo de las Telecomunicaciones de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones). Líder estratégica con 30 años de experiencia en relaciones internacionales e intergubernamentales al más alto nivel, es experta en la práctica, el análisis y el desarrollo políticos y estratégicos. Ha asesorado a gobiernos de varios países en temas de política y reglamentación y participa en calidad de oradora habitual en foros y cumbres internacionales de alto nivel.

Bogdan-Martin ha desempeñado un papel fundamental en el establecimiento de la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible, de la que sigue siendo Directora Ejecutiva, y ha trabajado como Especialista en Política de las Telecomunicaciones en la Administración Nacional de Telecomunicación e Información (NTIA) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos.

Doreen Bogdan-Martin es Máster en Políticas de Comunicación Internacional por la Universidad Americana de Washington, DC, y posgrado en Estrategias para el Liderazgo del Instituto de Desarrollo de Gestión de Lausana, Suiza.

¿Podría resumirnos en qué consiste su trabajo?

En calidad de Directora de la Oficina de Desarrollo de las Telecomunicaciones de la UIT, mi mandato consiste en ayudar a nuestros 193 Estados Miembros a aprovechar el poder de las tecnologías digitales como vector del desarrollo socioeconómico. Esto supone un gran desafío, con un amplio campo de acción, pero es de vital importancia para el futuro de nuestro planeta y sus habitantes.

De todos los numerosos y extraordinarios inventos e innovaciones de la humanidad, creo que las tecnologías de la información y la comunicación son las que albergan mayores posibilidades de transformar radicalmente la vida de las personas, en particular en los países más pobres del mundo.

Gracias al poder de la tecnología digital, podemos proporcionar educación a niños en comunidades aisladas, facilitar atención sanitaria a personas que viven lejos de una clínica tradicional y prestar servicios financieros a los dos mil millones de personas que se calcula siguen careciendo de una cuenta bancaria. Además, tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA), el procesamiento avanzado de imágenes y las interfaces vocales, están empezando a propiciar verdaderos avances en ámbitos como la agricultura, lo que podría suponer una revolución vital en comunidades de las naciones más pobres.

Nuestra actividad va desde la recopilación y el análisis de datos, hasta la prestación de asistencia en la creación de proyectos de smart village, como el proyecto de Níger en el que participamos con varios socios, pasando por proyectos de cibersalud con la OMS y otros asociados, e iniciativas de inclusión digital y capacitación. A esta categoría pertenece el Día de las Niñas en las TIC o nuestra nueva iniciativa de Centros de Transformación Digital, en la que Cisco colabora como empresa asociada. También ayudamos a los países a generar capacitación en ciberseguridad y la reforma normativa. Nuestro ámbito de competencia es muy amplio.

¿Qué repercusiones tiene la brecha digital de género en la vida de las mujeres?

En los países en desarrollo, la brecha digital de género supone un problema acuciante, ya que las mujeres suelen ser la piedra angular de otros tipos de transformación social – vemos, por ejemplo, que el papel de la mujer en la educación, la salud y el cuidado de los miembros de la familia es absolutamente crucial y, por supuesto, que las mujeres y las niñas también realizan la mayor parte del trabajo agrícola en las comunidades de subsistencia-. En las naciones más desarrolladas, si bien el acceso de las mujeres a la tecnología resulta menos problemático, cabe afrontar una falta crónica de mujeres jóvenes en carreras tecnológicas. Ello es motivo de preocupación por numerosas razones:

Las mujeres están perdiendo la oportunidad de conseguir trabajos bien remunerados en un campo apasionante y en rápida expansión; la tecnología se está desarrollando sin la aportación de las mujeres, lo que entraña que, con demasiada frecuencia, no satisface sus necesidades o exacerba involuntariamente las disparidades existentes entre hombres y mujeres; y la ausencia de mujeres en el sector de la tecnología está dando lugar a una falta de profesionales cualificados en la materia, lo que a su vez conlleva que la propia industria crezca de manera demasiado lenta.

Las estadísticas más recientes de la UIT revelan que, a escala mundial, el porcentaje de usuarios de Internet (58%) es muy superior al de usuarias (48%). Además, aunque la brecha se ha ido reduciendo en las Américas, la CEI y Europa, en otras partes del mundo –véanse los Estados Árabes, Asia y el Pacífico y África– en realidad ha ido en aumento. Lo más preocupante es que esa brecha es especialmente pronunciada en los países en desarrollo y, sobre todo, en los 47 países menos adelantados del mundo. Nuestras cifras muestran que, en los países menos adelantados, solo 1 de cada 7 mujeres utiliza Internet, frente a 1 de cada 5 hombres.

La necesidad de combatir esta tendencia fue lo que me impulsó a unirme a ONU Mujeres, la asociación GSMA y la Comisión de Comercio Internacional para fundar EQUALS, la Alianza Mundial para la Igualdad de Género en la Era Digital, en 2016. EQUALS combate el problema en tres frentes, a través de coaliciones dedicadas a abordar el acceso, las competencias y el liderazgo y, actualmente, cuenta con más de 100 organizaciones asociadas en todo el mundo.

En un artículo publicado recientemente por The Lancet se afirma que brotes anteriores han demostrado la importancia de la integración de un análisis de género en la preparación y respuesta para mejorar la eficacia de las acciones sanitarias. ¿Cómo afecta la brecha digital de género a las mujeres en la situación actual de confinamiento y pandemia?

Sabemos que las mujeres se encargan de la mayoría de las tareas domésticas relacionadas con el cuidado de los familiares de edad más avanzada, que soportan una carga superior en lo que respecta a la educación de los niños y que son mayoría en el marco de las profesiones sanitarias. Esto significa que no solo están afrontando unas condiciones laborales extremas, incluidas jornadas muy amplias, sino que además corren un riesgo de infección desproporcionado.

Con respecto a la población activa en general, existe un porcentaje desproporcionado de mujeres empleadas en el sector servicios y en la economía informal, los cuales se hallan entre los más afectados por las medidas encaminadas a reducir la transmisión de la COVID-19.

Además, perciben salarios inferiores, por lo que son más frágiles en términos económicos, y suelen llevar a cabo otras tareas asistenciales no remuneradas. También hemos visto informes alarmantes sobre aumentos significativos de la violencia doméstica en muchos países durante el periodo de confinamiento.

La OMS señala que los trabajadores sanitarios son el motor de todos los sistemas de salud y que la mayoría –70%– son mujeres. Ellas pueden ser las primeras en identificar un brote de patógenos nuevos o conocidos, sin embargo se hallan infra representadas en la industria de la tecnología sanitaria. ¿Afecta esta brecha a nuestras capacidades para luchar contra las pandemias?

Considero que la diversidad es un elemento positivo en todos los sectores y en todos los equipos – no solo de género, sino también étnica, cultural y lingüística.

Es importante recordar que contamos con algunas científicas extraordinarias en el campo de la biotecnología y la investigación médica – véanse, por ejemplo, Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, pioneras ambas en el innovador proceso de edición genética de CRISPR.

Sin embargo, también es cierto que las mujeres suelen estar infra representadas. En la UIT, uno de los objetivos que perseguimos a través del Día de las Niñas en las TIC – que se celebra cada año el cuarto jueves de abril –- y nuestra labor con EQUALS es dar visibilidad a algunos de estos increíbles modelos de conducta. Los premios «EQUALS in Tech», cuya entrega tiene lugar a finales de año, tienen por objeto reconocer y divulgar logros sobresalientes en el campo de las tecnologías digitales. Creo que ningún esfuerzo está de más para despertar el entusiasmo de las niñas y las mujeres jóvenes por este sector y por el papel que podrían desempeñar en él.

¿Es necesaria la intervención de los gobiernos para hacer frente a la brecha digital de género, o puede el mercado autorregularse en este ámbito?

Es evidente que el mercado por sí solo no solucionará este problema. Considero alentador que esta cuestión suscite cada vez más interés y, en particular, que algunos de nuestros socios del sector privado hayan decidido desempeñar un papel mucho más activo al respecto.

No obstante, los pasos más importantes se darán en el ámbito de la formulación de políticas, a través de las acciones de la comunidad reguladora de las TIC y el peso que los ministerios gubernamentales concedan a la cuestión.

La colaboración será fundamental para resolver este problema: es necesario que múltiples partes interesadas realicen un esfuerzo concertado, en el que participen gobiernos, entidades del sector tecnológico, escuelas e instituciones académicas, miembros de la sociedad civil y, por supuesto, la comunidad internacional.

¿Cuáles son las causas de la brecha digital de género? ¿Es un reflejo de la desigualdad presente en la sociedad en su conjunto?

Vemos una sólida correlación entre el acceso de las mujeres a la educación y su acceso a la tecnología. En resumen, en los países en los que no se otorga prioridad a los derechos de la mujer, su capacidad para acceder a dispositivos y plataformas digitales también tiende a verse comprometida. En algunos países siguen existiendo barreras culturales importantes que impiden el acceso de las mujeres a la tecnología, por lo que debemos colaborar más estrechamente con esos países para divulgar los motivos por los que una mejora redundaría en beneficios de todos.

Un ámbito identificado recientemente por la GSMA en su nuevo informe Connected Women (mujeres conectadas) sobre el sector móvil es el del acceso de las mujeres a los teléfonos inteligentes.

Dado que, actualmente, la tecnología móvil es el principal medio de acceso a Internet en todos los países en desarrollo, el uso de los teléfonos inteligentes –y especialmente su posesión– puede constituir una fuerza verdaderamente transformadora en la vida de las mujeres y facilitarles información sanitaria personalizada, recursos educativos, oportunidades comerciales, acceso a moneda móvil y nuevos servicios, como las plataformas de información agrícola, que pueden contribuir en gran medida a combatir las plagas y optimizar el rendimiento de los cultivos.

¿Podría mencionar un ejemplo de tecnología con sesgo de género?

Hay muchos, pero centrémonos en la IA, porque esta tecnología emergente y cada vez más influyente plantea ciertos desafíos reales que no podemos ignorar. Un ejemplo muy obvio es la prevalencia de asistentes digitales de género femenino.

En un informe de EQUALS del año pasado, liderado por la UNESCO y titulado I’d Blush If I Could (me sonrojaría si pudiera), se argumenta que los asistentes digitales con voz femenina perpetúan estereotipos sexistas.

En este momento, los cuatro asistentes digitales principales –Siri, Alexa, Cortana y Google Assistant– están configurados con voz de mujer por defecto.

Martha Lane-Fox, gurú inglesa de la tecnología, ha cuestionado la repercusión que tiene en los niños escuchar voces femeninas serviles, de las que con frecuencia abusan sus «amos» humanos. El equipo de la UNESCO también señaló que a comentarios con connotaciones sexuales la respuesta de estos asistentes variaba en función de si provenían de un hombre o de una mujer y que, en concreto, los comentarios masculinos se trataban de una forma más tolerante e incluso con humor.

Esto no tiene por qué ser así. Recientemente, un equipo independiente de lingüistas, tecnólogos e ingenieros de sonido crearon un asistente de género neutro, llamado «Q». Su objetivo era erradicar los prejuicios de género y fomentar la inclusión en la tecnología vocal. ¿Por qué ninguna de las grandes empresas tecnológicas ha adoptado este enfoque? Seguramente, uno de los motivos es la falta de diversidad en sus equipos. De hecho, la asociación mundial EQUALS se creó para abordar temas como este.

Melinda Gates ha señalado que el número de mujeres en el sector de la IA es tan bajo que cuesta creerlo. Y ni siquiera sabemos cuántos investigadores en IA son personas de color, tienen orígenes culturales diversos o viven con una discapacidad. La cuestión es que estamos dejando el desarrollo de nuestro futuro en manos de un grupo demográfico extremadamente reducido y todo apunta a que esta no es una buena forma de proceder.

Otra cuestión importante es el sesgo de género ya inherente a los datos que la IA utiliza cada vez con más frecuencia para tomar decisiones por nosotros. En su libro La mujer invisible, Caroline Criado Pérez analiza la ingente brecha de género que presentan los datos en ámbitos que van desde la atención sanitaria y la planificación urbana hasta la agricultura, la actividad parlamentaria, los servicios financieros, las negociaciones de paz y la respuesta humanitaria.

En su obra detalla numerosos ejemplos de sesgo de género, entre los que figuran los siguientes:

  • Las empresas de contratación someten los currículums a un barrido algorítmico que puede descartar a las candidatas de forma rutinaria.
  • En algunos idiomas, el traductor de Google asigna género a los pronombres neutros, con resultados tales como ÉL es doctor/ELLA es enfermera.
  • El software de reconocimiento vocal de Google tiene un 70% más de probabilidades de reconocer una voz masculina que una femenina.
  • Durante la crisis del Ébola, el hecho de no incluir mujeres en los equipos de respuesta condujo a la distribución de alimentos pero NO de agua o combustible, por lo que las mujeres tuvieron que abandonar con frecuencia las zonas de cuarentena, arriesgando sus vidas y perpetuando la propagación de la epidemia.

A fin de cuentas, la IA es tan buena como los equipos que la diseñan y los datos en que se basa. Si la tecnología actual refuerza los prejuicios de género, es porque los datos que se utilizan en la formación del aprendizaje automático se basan en el comportamiento humano. Los robots solo son sexistas porque los humanos de los que aprenden lo son.

Por último, ¿experimenta la brecha digital de género en su vida cotidiana?

Tengo el gran privilegio de venir de una familia muy igualitaria y de que gran parte de mi carrera haya transcurrido en una organización internacional donde la conciencia de estas cuestiones está bastante arraigada.

Sin embargo, a lo largo de mis 30 años de carrera, he sido testigo de situaciones en que se obviaba a compañeras en promociones laborales y se ignoraba la opinión de expertas en reuniones (circunstancias aún usuales).

Cuando conseguí un puesto directivo superior en mi propia organización, como Jefa de nuestro Departamento de Planificación Estratégica, tomé medidas activas para remediar esta cultura tradicional de dominio masculino mediante la creación de un grupo especial interno sobre cuestiones de género. También pusimos en marcha sesiones de formación sobre liderazgo femenino para el personal y los delegados de los Estados Miembros en las reuniones de la UIT, y colaboramos con otros equipos, como el de nuestro Departamento de Recursos Humanos, para revisar los procedimientos obsoletos con sesgo de género. Cuando dejé mi puesto de Jefa de Departamento, había logrado instaurar un equipo directivo totalmente equilibrado en términos de género y talento.

Aunque no hemos resuelto completamente el problema de la desigualdad de género a escala profesional en mi organización, hemos logrado avances importantes. Espero que el hecho de que yo misma tomara la decisión de presentarme como candidata a un cargo –y que posteriormente me convirtiera en la primera mujer en ocupar uno de los cinco puestos superiores de la UIT– anime a otras mujeres a seguir mis pasos.

La eliminación de barreras puede parecer un proceso muy lento, sin embargo basta con alzar la vista para ver que el paisaje que nos rodea ha cambiado de forma radical. Es una sensación increíblemente gratificante.