¿En qué consiste su trabajo?
¿Es la telemática la única vía de escolarización en este momento?
¿La situación actual está evidenciando la brecha digital social ?
¿Qué consecuencias tiene la brecha digital social?
¿Había alertado de ello la comunidad educativa?
¿Existe una brecha en el profesorado?
¿Debería el gobierno haber tomado medidas?
¿La pandemia es una oportunidad para repensar la educación?
¿Qué medidas se deberían tomar para asegurar que la brecha digital no merma el derecho a la educación?
Julio Cabero Almenara es catedrático de didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Sevilla. Ha impartido cursos sobre tecnología educativa, nuevas tecnologías y medios de enseñanza en diferentes universidades españolas y latinoamericanas, donde ha dirigido diferentes programas de doctorado. Pertenece al Grupo de Investigación Didáctica de la Universidad de Sevilla y es miembro fundador de la Asociación EDUTEC.
¿Nos puede explicar en qué consiste su trabajo?
Soy catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Sevilla, director del Secretariado de Recursos Audiovisuales y Nuevas Tecnologías de la misma Universidad y director del Grupo de Investigación Didáctica.
Mi trabajo siempre ha girado entorno a la aplicación educativa de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, abordando esta desde diferentes perspectivas, como el hijo de la docencia, la investigación y su producción para la aplicación en los entornos formativos.
¿Es la telemática la única vía para continuar la escolarización en la actual situación?
Con un confinamiento tan rápido y brusco como el que se ha producido es prácticamente la única vía que puede permitir un cierto contacto entre los profesores y los estudiantes. En un contexto más tranquilo se hubieran podido producir materiales específicos, concretos y auto dirigidos, que hubieran hecho menos necesaria la telemática como solución para continuar.
La presente pandemia, ¿está evidenciando que la brecha digital social entre estudiantes en España es más grande de lo que creíamos?
Aunque hayamos mirado a otro lado, queriendo pensar que no existía, estaba ahí. Diferentes Informes PISA han ido poniendo de manifiesto la diferencia de recursos tecnológicos en los domicilios en función de los recursos económicos de las familias. Se sabe también de la diferencia de recursos entre escolares de centros privados y públicos, así como que la calidad de la conexión a Internet no es la misma en las diferentes ciudades y pueblos de España.
Pero la brecha digital no sólo debemos entenderla como el acceso o no a los recursos tecnológicos, sino también como la mayor o menor capacidad de utilizarlos. Los padres de familias con más recursos presentan mayores niveles educativos y disponen de más recursos intelectuales para ayudar a sus hijos en esta situación formativa que se nos ha presentado, la del confinamiento.
En definitiva, la formación de los padres es una variable también a considerar y no todos ellos pueden reaccionar de la misma manera.
¿Qué consecuencias tiene, además de la imposibilidad de seguir el ritmo de los estudiantes que sí disponen de medios digitales?
Si en una familia solo hay un ordenador, dos hijos o hijas realizando estudios y uno o dos de los padres o madres realizando tele trabajo desde su casa, la situación es compleja.
En uno de los informes PISA, creo que, en el de 2015, se afirmaba que el bienestar del estudiante comprende cinco áreas: bienestar cognitivo, psicológico, físico, social y material. Y, como han puesto de manifiesto los sociólogos de la educación, el económico y social influyen en todos los demás.
¿Es algo sobre lo que la comunidad educativa ya había avisado?
La comunidad educativa siempre ha sido consciente de tal dificultad y de la importancia que las tecnologías digitales irían adquiriendo en la formación de los estudiantes. Yo mismo en acciones formativas del profesorado he insistido en que los docentes reflexionen sobre si trabajar únicamente con tecnologías digitales no produce en cierta medida una brecha digital entre los estudiantes.
La educación en este país hace mucho que es un problema y se reclama constantemente un “pacto por la educación” para abordar su situación, y que las medidas que se adopten tengan más estabilidad en el tiempo independientemente del partido en el poder.
¿Existe esta brecha también entre profesores?
Sí, existe una brecha entre los docentes, pero no tanto de manejo de las tecnologías como de carácter pedagógico en relación a cómo se incorpora en la práctica educativa.
Si analizamos los usos que muchos de los profesores hacen de las plataformas virtuales nos encontramos con que son meros espacios para depositar diferentes tipos de recursos y documentos educativos. Hace tiempo que llamo la atención sobre este aspecto, porque estamos cambiado el formato «analógico» de apuntes por el formato «digital», pero la metodología de aula sigue igual. Es decir, hemos cambiado el recurso de distribución de la información pero la metodología ha seguido siendo la misma.
De esta forma se ha perdido la posibilidad de crear prácticas innovadoras, desde acciones de investigación por parte de los estudiantes hasta la aplicación de estrategias colaborativas. Se hace necesario la capacitación del profesorado en “Competencias Digitales Docentes.” Y remarco que dicha formación no se centre tanto en lo instrumental, sino más en lo conceptual-pedagógico.
¿Debería el gobierno haber tomado medidas y facilitar conexión de manera gratuita a estudiantes y profesores?
Hubiera sido una de las opciones, pero no es fácil ni rápida. Hay profesores que, para que sus estudiantes no pierdan el curso académico, han pagado de su bolsillo su conexión a internet. En otros casos otros alumnos han prestado dispositivos como tablets a compañeros para que pudieran estudiar
¿Supondrá esta pandemia la oportunidad de repensar cómo educamos?
Se dice que la sociedad líquida y de la cuarta revolución industrial en la que vivimos se caracteriza por el mega-cambio -el cambio constante y permanente- y que muchas de las actividades laborales que desempeñamos desaparecerán o se reconvertirán. Ése es también actualmente uno de los problemas de los docentes: antes era más o menos previsible imaginar el futuro. En cambio ahora, el docente lo único que puede hacer es mirar por el retrovisor del coche y, en función de lo que ha pasado, intuir lo que pasará.
Es importante repensar una educación todavía centrada en un modelo para una sociedad postindustrial cuando ya estamos en la del conocimiento, y más ahora porque la incertidumbre nos acompañará durante un buen período de tiempo.
¿Qué medidas debería tomar el gobierno para asegurarse de que la brecha digital no merma el derecho a la educación?
Creo que las medidas deben ser de diferente calado: investigación que nos aporte una fotografía lo más real posible del estado de las infraestructuras tecnológicas en determinadas zonas y colectivos.
Concebir la conexión a Internet como un derecho en la sociedad del conocimiento y no un lujo ya que, de lo contrario, puede convertirse en elemento de discriminación y desigualdad social.
Establecer «becas de conexión a Internet» para estudiantes en situaciones desfavorecidas y crear objetos digitales de aprendizaje para y por los docentes así como apuntalar la adquisición de «Competencias Digitales Docentes».
De todas las formas, debemos tener ánimo, no caer en el catastrofismo y recordar que, después de la pandemia de la peste, llegó la edad moderna y en ésta se dio el renacimiento.