La hiperconectividad es un rasgo definitorio de nuestro tiempo, pero, ¿puede resultar perjudicial y por qué?
¿Cómo ha afectado la hiperconectividad a los menores y existe alguna diferencia con la hiperconectividad entre adultos?
¿Qué contenidos son los más susceptibles de generar adicción?
¿Qué patologías pueden desarrollar los menores a causa de la hiperconectividad?
¿Cómo pueden los menores desarrollar una relación saludable con internet?
¿Cómo se puede combatir la alta exposición de los menores a las pantallas debido al confinamiento en las circunstancias actuales?
¿Estamos reaccionando a tiempo y adecuadamente en relación a esta problemática?
Angel Turbi es un psicólogo clínico experto en adicciones tecnológicas y trastornos psicopatológicos en la adolescencia.
Ha sido responsable de diferentes programas de prevención y tratamiento de adicciones en adolescentes y jóvenes y psicólogo del equipo técnico de menores y del equipo psicosocial adscrito a los juzgados de Valencia.
Es, además, profesor en la Universidad Católica de Valencia e investigador de la Universidad de Granada.
La hiperconectividad es un rasgo definitorio de nuestro tiempo, pero, ¿puede resultar perjudicial y por qué?
El concepto de inmigrantes digitales vs nativos digitales es una realidad ya conocida que nos sirve para entender el momento actual, las diferencias generacionales y los perjuicios de la actual hiperconectividad.
Los nativos digitales y en concreto la generación Z (nacida entre mediados de los 90 y mediados de los 2000) ha nacido con la tecnología actual, pero nadie les ha educado para hacer un uso responsable de la misma.
Desde ahí que sean una generación susceptible de desarrollar las patologías asociadas a la hiperconectividad: un mal uso de las tecnologías que puede derivar tanto en adicciones como en ciber violencias.
Como conclusión a la pregunta, la falta de educación en el uso responsable hace posible un mal uso de la tecnología
¿Cómo ha afectado la hiperconectividad a los menores y existe alguna diferencia con la hiperconectividad entre adultos?
En el caso de los menores, por el periodo evolutivo en el que se encuentran, las tecnologías cubren ciertas necesidades como son la integración/socialización y protagonismo, lo cual los hace más vulnerables.
Los adultos generan otras patologías con las tecnologías que, por lo general, pasan más desapercibidas.
¿Qué contenidos son los más susceptibles de generar adicción?
En general el mayor problema que encontramos actualmente es la adicción a las apuestas deportivas y otros juegos de azar, lo que denomino la “nueva ludopatía”, una realidad a la que hemos llegado tarde desde la prevención.
En cuanto a los menores, tendríamos que hablar de las ciberadicciones. En la actualidad podemos hablar del ciberjuego, cibercomunicación y cibersexo, ¡sin olvidar las adicciones a las series!
¿Qué patologías pueden desarrollar los menores a causa de la hiperconectividad?
Los menores son más vulnerables a desarrollar el gaming (adicción a los videojuegos) y ya con más edad el gambling (ludopatía), ambos conceptos ya reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como trastornos mentales..
Estas serían las patologías definidas, si bien, aparecen otras consecuencias de un mal uso de las tecnologías, como, por ejemplo, la necesidad de exhibicionismo en redes sociales y la necesidad de una conectividad constante, todo lo cual puede mermar responsabilidades como la académica o incluso la vida social física, reduciendo sus relaciones sociales en pro de la realidad virtual.
¿Cómo pueden los menores desarrollar una relación saludable con internet?
La relación, por supuesto, puede ser favorable. Las tecnologías han venido para quedarse, por lo que hay que educar en el uso responsable de las mismas.
Hemos de desarrollar estrategias adecuadas y novedosas en prevención para la nueva realidad presente.
Como premisa, hemos de cambiar la perspectiva del adulto: nos movemos actualmente entre la realidad física y la virtual, pero ambas realidades son una para el adolescente actual. Es desde ahí desde donde podemos relacionarnos con el adolescente, desde su realidad, inculcando el equilibrio entre ambos mundos.
Es un balance entre la vida física y la virtual, atendiendo y fomentando responsabilidades como la académica que mencionaba antes, el deporte, realidades donde el adolescente (y el menor) pueda crecer de forma saludable incorporando también la realidad tecnológica.
Muchas madres y muchos padres se preguntan hoy en día qué repercusiones puede tener en sus hijos su alta exposición a las pantallas debido al confinamiento y a la educación online, y si todo ello generará malos hábitos e incluso problemas de adicción. ¿Cómo se puede combatir este problema en las circunstancias actuales?
Lo ideal es educar a nuestros/as menores en el equilibrio de actividades cotidianas.
Es un error pensar en limitar las horas de uso, como se ha hecho hasta ahora, pues en los últimos tiempos hemos podido ver que esta estrategia no funciona. La clave, desde mi experiencia profesional, está en educar según la pauta “3-6-9-12” [sistema del psiquiatra francés Serge Tisseron consistente en ir dando acceso a diferentes tecnologías según se van alcanzando diferentes edades], considerando la psicología del desarrollo del niño/a y adolescente.
Otra situación es el gambling, la ludopatía, por supuesto. Hy que regular el juego on line y, a la vez, prevenir dichas conducta.
¿Estamos reaccionando a tiempo y adecuadamente en relación a esta problemática?
Las adicciones tecnológicas y la hiperconectividad son problemas reales de nuestros tiempos. Y estamos llegando tarde para la prevención de los riesgos asociados; por ello es tan importante que sensibilicemos sobre ello.
No se trata sólo de tecnoadicción (en sus diferentes modalidades de ciberadicción), sino también de las ciber violencias como el ciberbullying y otros fenómenos presentes en nuestra vida diaria: sexting, grooming, sextorsion…
No podemos obviar fenómenos que inundan y condicionan la socialización de nuestros y nuestras adolescentes, como es la tecnopornografia, que conlleva fenómenos asociados como la farmacopornografia, el chem-sex o fiestas Slam.