¿En qué consiste su trabajo?
¿Qué es Smarticipate?
¿Cuál ha sido el resultado?
¿Es el open data clave de las smart cities?
¿Están las ciudades preparadas para esta interacción?
¿Cómo consigue centrarse en el ciudadano?
¿Qué proyecto suyo lo ejemplifica?
¿Nos volveremos demasiado tecnológicos?
¿Cómo es su ciudad ideal?
Marek Vogt es un arquitecto urbanista y experto en participación ciudadana en WeLoveTheCity, despacho de arquitectura especializado en planificación y diseño urbanístico estratégico. Su trayectoria incluye proyectos de regeneración de carácter público-privado teniendo en cuenta componentes espaciales, sociales, económicos y de sostenibilidad. Fue parte del proyecto Smarticipate en el marco de las iniciativas European Horizon 2020: una plataforma desarrollada para que los gobiernos locales puedan mejorar la planificación urbanística potenciando la participación de los ciudadanos. Vogt fue el encargado de gestionar los proyectos piloto, en Hamburgo, Londres y Roma.
¿En qué consiste su trabajo?
Soy arquitecto urbanista y experto en participación ciudadana en WeLoveTheCity, una compañía con sede en Roterdam que se dedica a la planificación y el diseño urbanos con carácter estratégico. Soy el autor de un plan de desarrollo para la localidad portuaria de Deventer, en los Países Bajos, donde lideré el proceso para hacer que todos los datos fueran abiertos, accesible y transparente. Esto permitió que 300 entidades diferentes de pequeño y medio tamaño pudieran rediseñar la zona. Así mismo, también dirigí el proceso de planificación para Plant Your Flag, un vecindario autoconstruido en Nijmegen, Países Bajos, utilizando las redes sociales como medio vehicular del plan.
Dirigí el proceso de planificación para Plant Your Flag, un vecindario autoconstruido en Nijmegen, Países Bajos, utilizando las redes sociales como medio vehicular del plan.
También me he encargado de dirigir los proyectos piloto de Smarticipate en Hamburgo, Londres y Roma, y he sido responsable de coordinarlo con los socios ICT. Actualmente estoy trabajando en el plan para Amstelstation consistente en la transformación de la zona de esta estación en Amsterdam.
¿Qué es Smarticipate?
Es una plataforma funcional digital que publica datos abiertos de una ciudad de manera entendible para su uso. A través de ella los usuarios pueden, por ejemplo, ver y comentar los cambios urbanísticos propuestos en un mapa 2D/3D de su ciudad y desarrollar y enviar sus propias sugerencias. Si las propuestas incumplen la normativa legal o administrativa, un sistema de aviso automático informa a los usuarios y lo justifica en base a la información disponible en la plataforma.
Smarticipate fue parte de un proyecto de fondos europeos desarrollado en colaboración con ciudadanos, emprendedores, organizaciones y gerentes municipales de tres grandes ciudades europeas (Hamburgo, Londres, Roma) siguiendo un enfoque centrado en el usuario. Esto significa conectar directamente a los ciudadanos con sus ciudades.
Smarticipate consiste en dar acceso digital al espacio urbano, sus mapas y otros datos abiertos para conseguir una planificación urbanística creativa y participativa.
¿Nos puede explicar cómo ha cambiado las ciudades en las que se ha implementado?
Los puntos de partida de las tres ciudades -Roma, Hamburgo y Kensington y Chelsea (RBKC) en London – eran diferentes en relación a los problemas que tenían y cómo trataban los datos abiertos. Sin embargo, a pesar de su diversidad, nos dimos cuenta rápidamente de que había bastantes coincidencias entre las tres, puntos que todas tenían que solucionar.
En Roma dar acceso a los datos era un problema, mientras que en Hamburgo la ley obliga a que sea accesible. En Londres la principal preocupación de los ciudadanos era que realmente querían ver el impacto de sus propuestas en la política municipal. Les preocupaba que hubiera una cortina de acero digital, y que una plataforma como ésta bloqueara el acceso a los políticos.
Smarticipate combinó los datos abierta con las leyes, y permitió establecer un sistema de información y respuesta automático.
¿Es el open data un rasgo clave de las smart cities?
Una ciudad inteligente necesita ciudadanos activamente involucrados. Pero para ello, también tiene que facilitar los datos abiertos con las herramientas adecuadas para que puedan hacerlo. Sólo así podemos proveer a los ciudadanos con el nivel de conocimiento necesario para participar en igualdad de condiciones en el debate. Así podrán hacer las sugerencias de calidad que las ciudades necesitan para adecuarse al futuro. Las smart cities necesitan smart citizens.
Una ciudad inteligente necesita ciudadanos activamente involucrados. Pero para ello, también tiene que facilitar los datos abiertos con las herramientas adecuadas para que puedan hacerlo.
Sin datos abiertos y sin la voluntad de compartir el conocimiento, no funciona. En un principio involucrar a los diferentes departamentos fue complicado, tuvimos que convencer a cada uno de ellos de que smarticipate significaba menos trabajo, dado que el feedback automático les quitaría algo de su trabajo diario.
¿Están las ciudades preparadas para el contacto y el input directo de los ciudadanos?
La participación pública y la co-creación son indispensables para la convivencia moderna en las ciudades y comunidades. Según mi experiencia a través de mi trabajo en diferentes ciudades, problemas como la vivienda accesible, la densificación urbana, el cambio climático, la movilidad y la educación sólo se pueden abordar juntamente con los ciudadanos. Proponer a los ciudadanos temas interesantes, que generan emoción y son atractivos hacen que participen en reuniones públicas a las que de otro modo no acudirían. Estas personas encontrarán e invertirán tiempo en ello pues sentirán que es importante para ellos participar en el proyecto. Al final, las ciudades comprueban que éste es un planteamiento útil y que a los ciudadanos les gusta sentirse involucrados desde el principio.
Su trabajo se centra en el ciudadano. ¿Cómo lo hace?
Mi trabajo en planificación urbana comienza con los ciudadanos, convirtiéndolos en parte del proceso. Esto implica que han de poder tener acceso a la misma información. Como consecuencia, el proyecto tiene que facilitar las herramientas al ciudadano y la información para que utilicen su creatividad y puedan desarrollar ideas con propuestas concretas.
Mi trabajo en planificación urbana comienza con los ciudadanos, convirtiéndolos en parte del proceso. Esto implica que han de poder tener acceso a la misma información.
También intentamos que estos ciudadanos sean otros que los ‘sospechosos habituales’ para tener la mayor diversidad posible. Una parte importante ha sido también poder asociar ciudadanos, emprendedores, ONGs y gobierno. Estas nuevas coaliciones aportan soluciones y permiten invertir en su implementación. Al final la implementación requiere dinero, pero un proceso de participación también se puede usar para activar dinero público y privado.
¿Puede darnos un ejemplo de un proyecto suyo que refleje este enfoque?
En la localidad portuaria de Deventer hice que toda la información de la planificación fuera abierta, accesible y transparente. Esto permitió que 300 entidades diferentes de pequeño y medio tamaño pudieran rediseñar la zona en lugar de que lo hicieran únicamente tres grandes promotores comerciales. Este enfoque, basado en un crecimiento orgánico, grandes ideas, una reutilización interesante del espacio y la oportunidad de que individuos y pequeños desarrolladores aportaran ideas poco ortodoxas fue todo un éxito y resultó en una inversión total hasta día de hoy de 65 millones de euros. A día de hoy hay en la zona el doble de empresas y trabajadores.
En la localidad portuaria de Deventer hice que toda la información de la planificación fuera abierta, accesible y transparente. Esto permitió que 300 entidades diferentes de pequeño y medio tamaño pudieran rediseñar la zona en lugar de que lo hicieran únicamente tres grandes promotores comerciales.
Otro proyecto que vale la pena mencionar en este contexto es Plant Your Flag en Nijwegen. Nos dirigimos a los ciudadanos a través de las redes sociales y de la web interactiva www.plantjevlag.nl, así como por medio de un evento físico, en muy poco tiempo. Juntos completamos el plan de desarrollo. Muy poco después se creó y aprobó una nueva zona de planificación. Era necesario para que los 250 constructores individuales comenzaran rápidamente. Ellos no sólo querían control sobre sus casas, pero también sobre el espacio exterior, así que la responsabilidad de la gestión del espacio público se trasladó a la asociación de vecinos. Este enfoque resultó en un nuevo barrio con construcciones particulares y colectivas.
¿Se volverán las smart cities demasiado dependientes de la tecnología?
La tecnología ha de permitir que la gente viva de manera más inteligente. Si no ayuda a tener ciudadanos mejor informados que se sientan con más capacidad para ser activos en sus barrios y en su ciudad, entonces no tiene sentido. Además, el peligro es que se convierta en una ‘cortina digital’ que haga de muro entre los ciudadanos y las ciudades. Por lo tanto la tecnología es importante y hay que preguntar a las personas cuál es el tipo que necesitan para contribuir a su ciudad, porque no hay una que sirva para todo. La tecnología se ha de ver siempre como una forma de enriquecer las vías analógicas de contribución y participación.
¿Cómo es su ciudad ideal?
Una en la que la experiencia y el conocimiento de todos los ciudadanos se tome seriamente a la hora de planificar y diseñar barrios y ciudades.
Una en la que la experiencia y el conocimiento de todos los ciudadanos se tome seriamente a la hora de planificar y diseñar barrios y ciudades.
Me gustaría que las ciudades fueran el lugar desde donde la sociedad contribuyera a hacerlas sostenibles, habitables, sanas y socialmente inclusivas, basadas en valores básicos comunes y democráticos. Mi experiencia me dice que todo proyecto de ciudad es mejor si se escuchan diferentes voces: cuanto más diversidad, mejor resultado.