¿Cómo ha transformado la tecnología la participación en política de los ciudadanos?
¿Cuál ha sido el impacto de Decide Madrid entre la ciudadanía?
¿Existe ya algún ejemplo de intervención del ayuntamiento vinculada con Decide Madrid?
La pandemia ha evidenciado la brecha digital existente en España. En estas condiciones, ¿no quedan iniciativas como Decide Madrid limitadas a élites con conocimiento digital?
En una sociedad digitalizada a nivel de servicios pero en la que no todos los ciudadanos están capacitados digitalmente, ¿acabarán estas élites digitales imponiéndose a nivel de diseño, uso y por tanto capacidad de influencia y decisión?
¿Cómo se puede evitar?
¿Otorgan iniciativas como Decide Madrid un poder de decisión y supervisión real a los ciudadanos y tiene Decide Madrid la capacidad de gestionar esa comunicación directa?
Silvia Saavedra Ibarrondo (Cs) es Concejal del Área Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana, Tercera Teniente de Alcalde y Secretaria de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid.
Como tal, es responsable última de Decide Madrid, el portal de participación ciudadana de dicho ayuntamiento, una de las primeras iniciativas de su tipo en España, que ha permitido ya, explica Saavedra, llevar a cabo procesos como “la reforma de Plaza de España, Madrid 100% sostenible, planes estratégicos o nuevas ordenanzas” de manera 100% transparente y participativa.
¿Cómo ha transformado la tecnología la participación en política de los ciudadanos?
Les ha permitido participar de manera más directa en los procesos organizados por el Ayuntamiento, salvando las barreras que impone la participación presencial o facilitando la participación a miles de personas que, por distintas circunstancias, no pueden o no quieren participar presencialmente.
¿Cuál ha sido el impacto de Decide Madrid entre la ciudadanía?
Dado que hay casi 500.000 personas registradas en la plataforma, se puede decir que ha sido alto.
Decide Madrid ha democratizado la participación de la ciudadanía en los asuntos de la ciudad y ha extendido su modelo a otras ciudades del mundo. Ha facilitado el acceso para que cualquier persona residente en Madrid y con conexión a internet pueda aportar su opinión sobre asuntos de la ciudad, de forma directa y sin ninguna mediación. Esto no sólo da voz al ciudadano, sino que abre más la información municipal para que puedan participar.
Por medio de Decide Madrid se han tomado cientos de decisiones con impacto presupuestario y se han podido aportar ideas respecto a normativa y otros proyectos importantes. La plataforma se ha configurado en un medio de comunicación directa entre la ciudadanía y la administración, no solo en cuanto a la toma de decisiones sino también en la valoración de la gestión.
¿Existe ya algún ejemplo de intervención del ayuntamiento vinculada con Decide Madrid?
Existen muchos ejemplos. Hay infinidad de proyectos que se han ejecutado gracias a proyectos presentados y votados por la ciudadanía, a través de diferentes mecanismos de participación, como los presupuestos participativos ( cerca de 300 proyectos ejecutados a propuesta de los ciudadanos), las propuestas ciudadanas, legislación colaborativa o las consultas públicas: Reforma de Plaza de España, Madrid 100% sostenible, planes estratégicos, nuevas ordenanzas…
La pandemia ha evidenciado la brecha digital existente en España. En estas condiciones, ¿no quedan iniciativas como Decide Madrid limitadas a élites con conocimiento digital?
Dado que, como decimos, hay casi 500.000 personas registradas en la plataforma, no se puede hablar de que sea una iniciativa asociada a la élite digital. Además, se ha complementado con actuaciones dirigidas a ayudar a los grupos que puedan estar situados en el lado negativo de la brecha digital.
Es más, lo que ha evidenciado la pandemia es que en situaciones de excepción, como puede ser un estado de alarma o un confinamiento, la tecnología se presenta como la única forma de seguir prestando servicios y conexiones entre la administración y las personas.
De hecho, hemos estado más preparados que otros gobiernos locales o regionales para recabar ideas solidarias o paliativas en estas situaciones y ofrecer mejores soluciones en época de crisis sanitaria y social con un alto grado de participación a través de proyectos como: Madrid sale al Balcón, Compartimos Barrio, Madrid Solidaria, La Azotea o Conectados.
En una sociedad digitalizada a nivel de servicios pero en la que no todos los ciudadanos están capacitados digitalmente, ¿acabarán estas élites digitales imponiéndose a nivel de diseño, uso y por tanto capacidad de influencia y decisión?
Esa es la labor de la Administración pública, velar porque estas herramientas no dejen fuera a nadie, por eso, desde que comenzó el proyecto, el Ayuntamiento de Madrid trabaja en medidas concretas de accesibilidad e inclusión.
Pero, además, somos las administraciones quienes debemos velar por esta neutralidad y equilibrio y ofrecer servicios globales y transversales de alfabetización digital, en entornos educativos, culturales y sociales. Esta garantía es la que va a permitir que el conocimiento digital se extienda a toda la sociedad.
¿Cómo se puede evitar?
Con actividades de formación, seguimiento y ayuda de esos colectivos.
Ofreciendo alternativas presenciales, capacitando a personas con dificultades, colaborando con asociaciones que representan a estos colectivos. Con planes de alfabetización digital y de capacitación tecnológica.
¿Otorgan iniciativas como Decide Madrid un poder de decisión y supervisión real a los ciudadanos y tiene Decide Madrid la capacidad de gestionar esa comunicación directa?
Sí, iniciativas como Decide Madrid otorgan definitivamente un poder real de decisión a nivel local y de supervisión de las acciones municipales. Es un canal de comunicación directa del ciudadano con la administración muy potente, pues permite trasladar al gobierno municipal y a la administración local las aportaciones individuales sin ninguna intermediación. La capacidad de gestión puede ser escalable hacia soluciones tecnológicas de gestión de grandes volúmenes de datos.