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Ravi Rajan, miembro de la Junta Directiva de Greenpeace, sobre la emergencia climática tecnológica

"Materiales como el cobalto se pueden considerar realmente los diamantes de sangre de hoy."

Tags: 'AI'

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Ravi Rajan es Profesor de Estudios Ambientales en la Universidad de California y miembro de la Junta Directiva de Greenpeace International.

Se licenció la Universidad de Delhi y es doctor por la Universidad de Oxford. Su investigación se centra en tres ámbitos: a) la economía política del medio ambiente y los conflictos de desarrollo; b) los derechos humanos ambientales y la justicia ambiental y c) riesgos y emergencias. Y en todos ellos, indica, subyace un problema: la falta de ética global.

¿Existe una emergencia en relación a la energía necesaria para desarrollar la inteligencia artificial (IA)?

Se puede responder esta pregunta de dos maneras. En términos puramente energéticos, es de sobra conocido que a nivel de energía no es neutral que existan estos grandes clústers de servidores. De hecho, diferentes organizaciones están con ello desde hace un tiempo.

Sin embargo, no se trata sólo de la IA. Se trata de toda la computación, de la computación basada en servidores. Y ha habido una respuesta a eso, tratando de hacer que estos servidores sean lo más ecológicos posibles y obtengan su energía de combustibles no fósiles. Pero esto es complicado. Nos podemos preguntar si el que las granjas de servidores pasen de fuentes de energía no renovables a renovables es realmente en ese sentido tan bueno como se supone.

La otra dimensión son los materiales que se usan en las granjas solares, como el cobalto, que se pueden considerar realmente los diamantes de sangre de hoy.

Pero luego tenemos teléfonos móviles en nuestros bolsillos. Y muchos de los componentes de esos teléfonos móviles no difieren mucho en algunos aspectos de los diamantes de sangre.

¿Cuál sería la segunda forma de ver esta emergencia?

Un punto de vista sería el que considera únicamente el tema energético. Pero con respecto a la IA en sí, el enfoque para mí es más una cuestión de quiénes somos, nuestra propia identidad como seres humanos. Nuestra ética en términos de relaciones interpersonales, nuestras relaciones mutuas, nuestros deberes mutuos, con la naturaleza, las nociones de autonomía, lo sagrado …

Predomina el debate sobre privacidad en este campo, la cuestión de la autonomía hasta cierto punto, de los empleos que desaparecenPero la pregunta que nos estamos olvidando de plantear es ¿Cuáles son las dimensiones éticas de la implantación de tecnología?

¿Y por qué no hacemos esa pregunta?

Creo que durante una, dos o tres generaciones hemos sacado la religión de la conversación. Hemos separado gobierno de religión; cierto es que existen buenas razones para ello, pues la religión también ha sido profundamente problemática en muchos sentidos. Pero, desafortunadamente, en mi opinión, no hemos podido reemplazarla con un nuevo enfoque moral. Y esto no es nuevo. Los alemanes lo intentaron con la idea de una economía ética a fines del siglo XIX, cuando los sistemas modernos y los estados modernos comenzaron a evolucionar.

Lo mismo sucedió en Gran Bretaña con las citas morales en sustitución de la religión. En otras palabras, se puede tener racionalidad y modernidad sin hablar de dioses e iglesias, etc. Pero de alguna manera, incluso ese tipo de iniciativas murieron en la medida en que la ética comenzó a someterse a la economía

Entonces, la idea del libre comercio, las libertades, las libertades humanas, etc., se convirtieron en la máxima idea económica y en una idea ética.

[…] Si nos fijamos en la idea de economía de Aristóteles, la economía era parte de la ética. El mercado era una de las instituciones humanas más antiguas pero se regía entonces por principios éticos.

Entonces, para usted, el debate fundamental es la ética.

En cierto sentido, esta es una de las preguntas más importantes: replantear nuestro discurso global ya sea sobre la naturaleza, el cambio climático, las pandemias, las tecnologías, lo que sea, en términos de algún tipo de discurso ético.

[…] Y en todos los aspectos de nuestras vidas, incluida la educación, la política, todos los aspectos, la ética se está perdiendo. Y esa, para mí, es una de esas grandes preguntas que debemos abordar.

Sin embargo, la tecnología ha sido extremadamente útil en la actual crisis pandémica.

Muchas de estas tecnologías son liberadoras. […] hace 20 años hubiéramos estado desempleados en este momento porque con la pandemia no habría nada que hacer. En este sentido, estas cosas son tremendamente útiles. Y el hecho mismo de que en un año o año y medio puedan desarrollar una vacuna… No confundamos la hierba con la maleza.

Se trata de circunscribirlo dentro de algún tipo de discurso ético. Ya no hablamos de esto porque no tenemos un marco moral de referencia, sino uno cultural. Lo hemos podido comprobar con el debate sobre la energía en EE.UU. Por ejemplo: estas personas están hablando de la pandemia y no nos gustan, por lo que zanjamos el debate y negamos el cambio climático. En todo tipo de cosas hay manifestaciones culturales de fisuras.

No tenemos la capacidad de comunicarnos, lógicamente, porque no hay un marco de referencia común para hablar sobre disputas éticas. Y ahora tendremos que lidiar con mundo universal mucho más heterogéneo y tenemos que forjar algo que nos ayude a decir “OK, aquí están los límites. Adelante. Esto es lo que somos como seres humanos”.

¿Hemos estado en esta situación antes?

Después de la Segunda Guerra Mundial la gente dijo que “esto es ridículo”. No se puede permitir que tenga lugar una batalla campal hasta el punto de provocar una destrucción tan tremenda.

Así que durante los años siguientes, hasta los años 60 o 70 aproximadamente, hubo intentos de crear un código moral mundial. En los años 80 volvimos al discurso no ético, lo que significó una batalla campal por los objetivos económicos. Esa era la única ética. […] Entonces, la idea del yo se identificó con los productos baratos, lo cual es concomitante con el surgimiento de China.

Esa es también una de las causas de la emergencia climática en la actualidad.

La China de hoy es posible porque tanto usted como yo podemos acceder a bienes muy baratos. Si se pagaran salarios reales, no nos los podríamos permitir. Lo que comento no es un ataque a China, lo que estoy intentado decir es que todos somos responsables del mundo que hemos creado conjuntamente.

Este es un caso concreto. Pero es un mundo que hemos creado y terminó en una crisis planetaria en términos de calentamiento global y producción a gran escala. Y realmente no hemos hablado sobre qué es vivir como seres humanos, como personas responsables, etc.

Necesitamos tener una conversación global sobre lo que todo esto significa, lo cual, para mí, es la clave. No podemos pretender que la ONU sola lo haga. Tendrá que suceder de otra manera.

Entonces, ¿qué podemos hacer?

Establecer reglas éticas para todo aquello parte de un discurso común hace que sucedan cosas. Un ejemplo podría ser el tema policial con el asesinato de George Floyd, donde está teniendo lugar un auténtico levantamiento ético.

El mundo debería estar organizado para funcionar con principios como ¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Cuáles son los límites de lo que podemos y no podemos hacer? ¿Cuál es el lugar del yo? ¿Cuál es el lugar del ego? ¿Cuál es el lugar de escucha? ¿Cuál es el lugar del diálogo? ¿Qué hemos aprendido después de estar en este planeta durante 2000 años?